Una mañana, abrí la puerta de casa y una ráfaga de viento entró con un remolino de hojas caídas.
Me detuve en esos colores brillantes y recordé la idea de Henry D. Thoreau. Él dice que las hojas son como los frutos. Son las maduras las que caen. Al madurar y justo antes de caer, cuando comienza una existencia más independiente e individual, en la que necesitan menos alimento, tanto de la tierra, como del sol y del aire, suelen adquirir un tono brillante.
Cuando una hoja vira de un color a otro más subido, da prueba de que ha llegado a una perfecta y última madurez.
Intento atesorar ese momento en mi obra. El cambio de piel de los árboles. Detener un instante tanta transformación y movimiento.
El contraste de esos colores sobre el piso neutro, la posibilidad de reutilizar ese material que tan generosamente se entregaba antes de volver a la tierra, me llevaron a crear esta serie.
Incorporo la materia orgánica de las hojas como una forma de detener un instante del ciclo, y que, en la contemplación de lo abstracto, las hojas aparezcan como brisa fresca, en una caminata de otoño.
Una mañana, abrí la puerta de casa y una ráfaga de viento entró con un remolino de hojas caídas.
Me detuve en esos colores brillantes y recordé la idea de Henry D. Thoreau. Él dice que las hojas son como los frutos. Son las maduras las que caen. Al madurar y justo antes de caer, cuando comienza una existencia más independiente e individual, en la que necesitan menos alimento, tanto de la tierra, como del sol y del aire, suelen adquirir un tono brillante.
Cuando una hoja vira de un color a otro más subido, da prueba de que ha llegado a una perfecta y última madurez.
Intento atesorar ese momento en mi obra. El cambio de piel de los árboles. Detener un instante tanta transformación y movimiento.
El contraste de esos colores sobre el piso neutro, la posibilidad de reutilizar ese material que tan generosamente se entregaba antes de volver a la tierra, me llevaron a crear esta serie.
Incorporo la materia orgánica de las hojas como una forma de detener un instante del ciclo, y que, en la contemplación de lo abstracto, las hojas aparezcan como brisa fresca, en una caminata de otoño.